Además de un adecuado proceso de creación de nuevos envases y de la optimización de los proyectos ya existentes en términos de reducción de costes de producción, almacenamiento y transporte, hay que recordar que tanto la calidad del envase acabado como sus propiedades dependen de su forma inicial, es decir, de su preforma.
La relación que existe entre las dimensiones de la preforma y la botella ya acabada es esencial para entender que la forma inicial esté adecuadamente diseñada para conseguir la forma prevista del envase que queremos producir.
Además la PREFORMA no sólo debe estar adecuadamente optimizada para el proceso de moldeo por inyección y soplado, sino además estar correctamente diseñada para ser compatible con otras máquinas responsables del transporte o la carga.
La combinación de todos estos elementos en la etapa de diseño es extremadamente importante para poder alcanzar el máximo rendimiento del proceso y del producto obtenido.